La Altagracia, religión, turismo y tradición

 Marcada por relevantes acontecimientos históricos desde la época colonial, la provincia La Altagracia es cuna de la mayor devoción religiosa dominicana y fuente de atractivos culturales y turísticos, que la posicionan como una de las provincias más interesantes para conocer en el país.

La laguna de Nisibón, marca su límite costero hacia el noreste, donde también está
ubicado el pobladito que lleva el mismo nombre en claro contraste con la gran extensión de llanura, que se destaca por su gran producción de ganadería y de caña de azúcar y se extiende hacia el sureste hasta la misma isla Saona.

El epicentro de atención de la provincia se encuentra en sus playas, ubicadas en Punta Cana y Bávaro, constituyendo el polo con mayor crecimiento y dinamismo económico del país.

Higüey es su principal asentamiento urbano y allí se encuentra la Basílica, hogar de la Virgen de La Altagracia, patrona de la República Dominicana, la cual es visitada por miles de feligreses cada 21 de enero. Este recinto se ha convertido en un referente de millones de feligreses católicos, turistas nacionales y extranjeros que lo visitan para conocer  su cultura, tradición, costumbres y la muestra de fe más ferviente del país.

Muy cerca de la Basílica se encuentra la Iglesia San Dionisio, que data, según los registros, desde el año 1552. Es en esta iglesia donde nació el culto a la Virgen, resguardando desde entonces el famoso cuadro de la Virgen de la Altagracia desde el siglo XVI hasta ser trasladado a la actual Basílica.

Detrás de este templo se encuentra el “pozo de la Virgen” , el cual, señalan, fue utilizado para apagar un voraz incendio y tras ser sofocado, el pozo no volvió a emanar más agua, pero lo curioso de la historia es que este no existía hasta ese preciso momento de necesidad.

Y así van las historias populares que corren por los caminos, enriqueciendo el folclore y las tradiciones ancestrales de esta provincia, tal y como también cuentan sobre la popular cabalgata con los caballos de paso higüeyanos, ejemplares de gran estampa, que se utilizan para venerar a la Virgen cada 14 de agosto en las fiestas patronales donde rinden muestras de fe,  con sus jinetes ataviados con una indumentaria especial.